Impaciencia
13 de Febrero y una semana más que comienza, muchas cosas han pasado pero son más las que se niegan a moverse. Para variar sigo en espera, lo cual ya es bastante desgastante en si mismo, de cualquier forma la espera llegará a su fin pronto, al menos eso espero.
Hoy me siento apático, sin mucho ánimo, incluso mis manos se niegan a mover sus dedos para escribir algo más o menos decente. Espero que cerca del medio día todo cambie, a esa hora es mi clase de dibujo y pintura. Normalmente resulta terapéutica así que no todo está perdido. El miércoles pasado hice mi primer dibujo con carboncillo, es realmente muy gratificante la sola sensación del carboncillo al deslizarse sobre la superficie de papel, el carboncillo no corre con facilidad por lo que se tiene un mayor control del trazo, cosa muy útil para manos nerviosas como las mías. El olor es otro de los incentivos, y no me refiero al olor del fijador para carboncillo, que es en serio “estimulante”, sino al aroma que desprende el carboncillo mientras lo utilizas; es algo muy tenue, casi imperceptible, pero si te acercas un poco lo llegas a distinguir.
El fin de semana no fue muy productivo, aunque si fue bastante relajante, me propuse terminar de leer el libro en curso: “Los siete pecados capitales” de Savater y hacer varios dibujos que he tenido en la mente desde hace varios días. Resultado: no hice ni una cosa ni la otra, a cambio de ello fui al cine a ver Munich; tengo que decir que a pesar de ser admirador de Spielberg, la película no me gustó. Había mucha tela de donde cortar: profundizar en las diferencias ideológicas de los grupos extremistas, legitimar aspiraciones revolucionarias por encima de cuestiones morales, no se, muchas líneas de las cuales ninguna se desarrolla del todo. Al final me queda el mal sabor de boca de ver a un héroe gringo cualquiera, solo que de otra nacionalidad.
Esta semana traerá cosas buenas, así lo espero, y que conste que será una espera activa, son las que me provocan el menor grado de impaciencia. Por lo pronto, dar clases me ha sentado bien, definitivamente es una actividad que me agrada. Por cierto ya es hora…
Hoy me siento apático, sin mucho ánimo, incluso mis manos se niegan a mover sus dedos para escribir algo más o menos decente. Espero que cerca del medio día todo cambie, a esa hora es mi clase de dibujo y pintura. Normalmente resulta terapéutica así que no todo está perdido. El miércoles pasado hice mi primer dibujo con carboncillo, es realmente muy gratificante la sola sensación del carboncillo al deslizarse sobre la superficie de papel, el carboncillo no corre con facilidad por lo que se tiene un mayor control del trazo, cosa muy útil para manos nerviosas como las mías. El olor es otro de los incentivos, y no me refiero al olor del fijador para carboncillo, que es en serio “estimulante”, sino al aroma que desprende el carboncillo mientras lo utilizas; es algo muy tenue, casi imperceptible, pero si te acercas un poco lo llegas a distinguir.
El fin de semana no fue muy productivo, aunque si fue bastante relajante, me propuse terminar de leer el libro en curso: “Los siete pecados capitales” de Savater y hacer varios dibujos que he tenido en la mente desde hace varios días. Resultado: no hice ni una cosa ni la otra, a cambio de ello fui al cine a ver Munich; tengo que decir que a pesar de ser admirador de Spielberg, la película no me gustó. Había mucha tela de donde cortar: profundizar en las diferencias ideológicas de los grupos extremistas, legitimar aspiraciones revolucionarias por encima de cuestiones morales, no se, muchas líneas de las cuales ninguna se desarrolla del todo. Al final me queda el mal sabor de boca de ver a un héroe gringo cualquiera, solo que de otra nacionalidad.
Esta semana traerá cosas buenas, así lo espero, y que conste que será una espera activa, son las que me provocan el menor grado de impaciencia. Por lo pronto, dar clases me ha sentado bien, definitivamente es una actividad que me agrada. Por cierto ya es hora…
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