Jugando a vivir

8/31/2006

Disfraces

Veamos como están las cosas, en principio no había actualizado esta humilde pizarra de aberraciones y desvaríos, tampoco he ido a que me corten el pelo (comienzo a parecer rey león), mucho menos he continuado con “El evangelio según Jesucristo” del buen Saramago, para rematar anteayer olvidé echarle agua a Pináculo cuando era bien sabido que le tocaba baño, al llegar la noche me miró con ojos de reproche y fue así como me acordé.
Yo me pregunto: si no he avanzado con nada de eso entonces, ¿en qué he ocupado mi tiempo?, ¿en trabajo?... algo anda mal.
Es por esto último y en atención al pinki-acicate recibido por no escribir, que me dispuse a dar rienda suelta a esta verborrea hilarante mejor conocida como blog.
Por principio de cuentas debo decir que para nada he estado de talegas, mi actividad ha sido diversa, hace unos días incluso tuve la oportunidad de disfrazarme de un amable empleado de papelería, si, así como se escucha. La anécdota se dibujó en una pequeña y bicicletera ciudad de Puebla llamada Tehuacán, por azares del destino que la razón jamás cuestionaría, me tocó ayudar en la difícil tarea de atender a los clientes de una papelería en temporada escolar. Gente por todos lados, montones de rostros infantiles, ávidos por tener entre sus manos libretas, colores y tijeras nuevos que, a decir de las madres, no tardarán ni una semana en perder.
La labor es realmente ardua y aunque yo me divertí mucho, me imagino que debe ser mucho más difícil hacer lo mismo todos los días con la misma amabilidad.
Con esto, se agrega un disfraz más a mi lista personal, ya que estando en Puebla, alguna vez la hice de ballet parking, mesero, vendedor y encuestador. Siendo todas ellas actividades muy divertidas, al menos como experiencia.
Otra de las cosas que me ha traído como trompo, es mi incursión en una universidad de Cuernavaca como profe, es una clase los sábados por la mañana, he estado preparando el material y leyendo mucho, alguien me recomendó muy efusivamente y eso siempre lo compromete a uno a hacerlo bien.
Lo bueno es que en medio de toda esta maraña de actividades y espasmos mentales, por fin ha llegado mi cumpleaños. Hoy partiré a tierras jarochas a disfrutar de un hermoso fin de semana, me deleitaré con la cochinita pibil de mi madre y el pastel de chocolate que tanta fama le ha dado. Comeré y comeré y en mi hamaca dormiré.
Aprovechare para ir a la playa, si es que los huracanes lo permiten, y retomaré una novela que me tiene intrigado desde hace varias semanas y que dejé inconclusa. Es sobre ángeles, vaya tema que se endilgó la autora.
Solamente estoy en un dilema en cuanto al informe presidencial, ayer le comentaba a un amigo que desde que tengo memoria, en mi casa siempre se cantaba el himno nacional en lugar de las mañanitas, no por nada el himno nacional fue la primera canción que me aprendí completa, ¡siempre se cantaba el día de mi cumpleaños! Que pensándolo bien no valió de mucho, mírenme ahora, así que digas, ay mira que patriota es… pues no.
Lo mejor de la semana está por venir y aunque estuve solo y abandonado los primeros tres días, el resto de la semana tendré agradable compañía para dar y repartir.