Pingüinos en la ventana
Definitivamente algo está por suceder, no me gusta ser promotor de la neurosis colectiva pero si no fuera porque estoy aquí sentado, no creería que en Cuernavaca pudiera hacer tanto frío. Los polos se descongelan, el Tsunami, el cambio climático cada vez más evidente, ¿será cierto aquello de que la temperatura del núcleo de la tierra está cambiando? Que coraje no saber nada con certeza, aunque los científicos lo supieran no creo que salieran en cadena nacional como Fox, a comunicarle la noticia al mundo.
Sería realmente emocionante saber si es verdad aquella teoría de que los países solo se unirán ante la inminente catástrofe mundial. Yo creo que es solo una idea romántica, quizá la triste realidad sería otra, la de los instintos, la de la supervivencia, la que saca del rincón primitivo y oscuro del hombre sus más básicas y elementales necesidades.
Lo he visto en pequeña escala en desastres naturales locales, siempre que llevas al hombre a una situación medianamente difícil este se convierte en un torrente de instintos y todo lo demás queda de lado. Si es así, ¿estaremos siendo hipócritas el resto del tiempo?
Lo que si puedo agregar es que observar a los chimpancés me ha hecho pensar mucho al respecto, somos tan parecidos a ellos. Solo que hemos hecho más complicados los gestos, (hay que comprar un coche deportivo y hacer rugir el motor en vez de gritar fuerte y azotar una rama). Eso si, ellos han sido mucho más inteligentes, han complicado menos su interacción, no inventaron ropa, ni adornos más allá que lo que puedan agarrar y embarrarse en la cara. Por eso me caen muy bien y los respeto, siempre me han parecido animales extraordinarios y siempre he pensado también que son ellos los que deberían indignarse por las teorías del tal Darwin ese.
En fin, estas y otras tantas cuestiones requieren de un buen “viaje” o bien de algunos honguitos platicadores como los de María Sabina, Ha sido suficiente por hoy, es un día muy gélido como para hablar de esas cosas.
Siempre me han chocado las frases, pero esta me hizo la noche:
Aprendí a leer y mi soledad encontró compañía
Sería realmente emocionante saber si es verdad aquella teoría de que los países solo se unirán ante la inminente catástrofe mundial. Yo creo que es solo una idea romántica, quizá la triste realidad sería otra, la de los instintos, la de la supervivencia, la que saca del rincón primitivo y oscuro del hombre sus más básicas y elementales necesidades.
Lo he visto en pequeña escala en desastres naturales locales, siempre que llevas al hombre a una situación medianamente difícil este se convierte en un torrente de instintos y todo lo demás queda de lado. Si es así, ¿estaremos siendo hipócritas el resto del tiempo?
Lo que si puedo agregar es que observar a los chimpancés me ha hecho pensar mucho al respecto, somos tan parecidos a ellos. Solo que hemos hecho más complicados los gestos, (hay que comprar un coche deportivo y hacer rugir el motor en vez de gritar fuerte y azotar una rama). Eso si, ellos han sido mucho más inteligentes, han complicado menos su interacción, no inventaron ropa, ni adornos más allá que lo que puedan agarrar y embarrarse en la cara. Por eso me caen muy bien y los respeto, siempre me han parecido animales extraordinarios y siempre he pensado también que son ellos los que deberían indignarse por las teorías del tal Darwin ese.
En fin, estas y otras tantas cuestiones requieren de un buen “viaje” o bien de algunos honguitos platicadores como los de María Sabina, Ha sido suficiente por hoy, es un día muy gélido como para hablar de esas cosas.
Siempre me han chocado las frases, pero esta me hizo la noche:
Aprendí a leer y mi soledad encontró compañía
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home