Impera la actividad rupestre
Es bien sabido por todos el alto valor que tienen, en términos de aprendizaje, las experiencias profesionales vividas. Sin embargo, en muchas ocasiones no hacemos análisis alguno acerca de ellas, aprendemos lo obvio, lo que se ve inmediatamente, lo utilizamos y relegamos a las bodegas de la memoria el resto.
En la última semana, estuve preparando un curso del proceso unificado de desarrollo de Rational, agarré unos libros de papá Rumbaugh, del tío Jacobson y del primo Booch y me dispuse a elaborar un buen material con ejemplos, actividades, ideas; en resaltar aspectos teóricos que hicieran sentido en el mundo real de los proyectos de desarrollo.
Resulta que mientras leía, me vinieron a la mente todas las peripecias, enredos y dramas de mis tiempos de desarrollador y analista en Puebla. Aquellas negras y lluviosas tardes en que me tocaba ir a recolectar requerimientos sin mucha idea de la dificultad que aquello implicaba. Les di forma a muchas de las experiencias amargas y establecí la relación con lo propuesto por RUP, consulté muchas de las buenas prácticas y de las recomendaciones de gente del medio y me di cuenta de lo feliz que hubiera sido mi existencia en aquel entonces si hubiera sospechado lo que ahora se. Ese fue el hilo conductor del curso y al parecer resultó del agrado de la audiencia. Debo confesar que estaba preocupado, me sentía con la responsabilidad de llenar las expectativas que Gwendy había sembrado sobre la calidad de mi exposición. Afortunadamente todo salió muy bien.
Fueron tres días de curso, a la peor hora del día: las 4 de la tarde, justo cuando el estómago comienza su diaria y rutinaria labor. El curso llegó a feliz término ayer y deberé prepararme aún mejor para los siguientes. De una cosa me di cuenta, me gustan mucho este tipo de cursos, sobre todo sobre temas tan ricos en polémica como el proceso de desarrollo de software, salen a la luz aspectos como los procesos de negocio, recolección de requerimientos, uso de patrones arquitectónicos, reutilización de componentes, conjuntos de prueba, gestión del proyecto. En resumen me divertí bastante y me sirvió para poner en orden muchas de las ideas que ya estaban en mi cabeza.
Dada la abundancia de las actividades rupestres no he leído mucho, no le dibujado y no he escrito. Que “mala pata” que a veces no de tiempo de hacer todo, pero hay que poner manos a la obra.
En general puedo decir que mi ánimo ha sido renovado, el cambio de actividad y las exigencias propias del curso han significado un gran aprendizaje para mi y eso siempre es bueno.
Recomendación del día: Escuchen algún poema de Jaime Sabines (click aqui)